Un año más, finaliza esta supuesta semana grande. Me consta que desde el ayuntamiento, y no digamos desde las peñas, se esfuerzan año tras año en que sea mejor.
En cualquier caso resulta dificil organizar una verdadera semana grande en una ciudad en la que lo unico que se respeta es el derecho al descanso, sin tener en cuenta el derecho a la diversion de los ciudadanos. Es dificil luchar contra la mala climatologia (mas bien imposible) pero tampoco ayudan mucho, las restrictivas normativas municipales que obligan a cerrar los negocios en un horario tan ridiculo.
No me imagino los locales de Pamplona en San Fermines cerrando a esas horas, ni en las fiestas de Bilbao cerrando las casetas callejeras a la una. Es ridiculo, pero asi es en un ciudad como esta, experta en turismo de relax, a veces de eterno descanso.
Como todo los años hemos tenido que escuchar la musica en las zonas de casetas como si fuera un hilo musical, no vaya a ser que lo pobres vecinos no puedan descansar en paz. Protestas por el ruido, que es como llaman los respetuosos burgeses santanderinos a la musica, que gracias a Dios podemos escuchar en plazas y calles, aunque sea una semana al año.
Los que no estamos dispuestos a estar muertos de aburrimiento durante toda la vida, pedimos perdon a esos respetuosos ciudadanos que desean una ciudad balneario, por la molestias terribles que les hemos causado con nuestra alegria, nuestra musica y les prometemos que tiene por delante otros once meses y tres semanas de relax descanso y silencio ....eterno silencio.
En cualquier caso resulta dificil organizar una verdadera semana grande en una ciudad en la que lo unico que se respeta es el derecho al descanso, sin tener en cuenta el derecho a la diversion de los ciudadanos. Es dificil luchar contra la mala climatologia (mas bien imposible) pero tampoco ayudan mucho, las restrictivas normativas municipales que obligan a cerrar los negocios en un horario tan ridiculo.
No me imagino los locales de Pamplona en San Fermines cerrando a esas horas, ni en las fiestas de Bilbao cerrando las casetas callejeras a la una. Es ridiculo, pero asi es en un ciudad como esta, experta en turismo de relax, a veces de eterno descanso.
Como todo los años hemos tenido que escuchar la musica en las zonas de casetas como si fuera un hilo musical, no vaya a ser que lo pobres vecinos no puedan descansar en paz. Protestas por el ruido, que es como llaman los respetuosos burgeses santanderinos a la musica, que gracias a Dios podemos escuchar en plazas y calles, aunque sea una semana al año.
Los que no estamos dispuestos a estar muertos de aburrimiento durante toda la vida, pedimos perdon a esos respetuosos ciudadanos que desean una ciudad balneario, por la molestias terribles que les hemos causado con nuestra alegria, nuestra musica y les prometemos que tiene por delante otros once meses y tres semanas de relax descanso y silencio ....eterno silencio.
