LA SGAE ROBA (MÁS)

Nueva tropelía de la S.G.A.E., ahora manda una factura a una asociación de vecinos en Zaragoza.
A la asociación de vecinos "San José", de un barrio obrero de Zaragoza, la S.G.A.E. le manda una factura de 500 euros por promover actos culturales, de canta-autores, teatro, etc., sin ningún ánimo de lucro.
La asociación vecinal promueve actos gratuitos para los vecinos, en los que los artistas nunca cobran honorario alguno, y son fruto del trabajo de los asociados.
Uno de los últimos eventos organizados fue una obra realizada por niños con sindrome de down, y que da la oportunidad a estos chicos de desarrollar sus inquietudes artisticas.
La S.G.A.E. decide que esta, es una actividad peligrosísima que atenta contra los derechos de los autores, de los suyos, claro.
Como siempre, ellos, que son una empresa privada, deciden que son los encargados de cobrar los honorarios de los autores de músicas y textos teatrales, sin preguntar a los autores si quieren que así sea.
Yo soy autor de alguna obra musical y jamas he recibido un solo euro de estos señores por mi obra..., ni falta que hace.
Para cualquiera con dos dedos de frente, esto se llama "ROBO", pero eso si, apoyado por los políticuchos de turno que avalan sus tropelias.
Alguien me dijo que este artículo podria ser motivo de querella por parte de la S.G.A.E., pero eso es imposible, por que el autor de esta obra soy yo, y prohibo la lectura del mismo a cualquier sujeto que pertenezca a la S.G.A.E.
Supongo que ellos, que dicen defender los intereses de los autores, respeten mi decisión de dar mi producto, a quien a mi, me dé la gana.
Regalo mi artículo libremente a cualquier ciudadano que quiera hacer uso de él, se podra copiar, reproducir o utilizar para hacer papiroflexia con él.
Supongo que como poseedor del mismo, los señores de la S.G.A.E. no se sientan molestos por no poder sacar tajada de mi creación, que aunque de baja calidad, es mia.
Si me tienen que robar, prefiero que lo hagan los ciudadanos que amablemente se toman la molestia de leerme y perder unos minutos de su tiempo, que los cuatro espabilados que pretenden vivir (y muy bien, por cierto) de los esfuerzos de los demas.